jueves, enero 30, 2014

#Nopanadaismos I


"Empezar es terminar."


"El día más largo siempre tiene 24 horas."


"La gente normal es increíble".


"Cambiar de canal es, la mayoría de las veces, un mecanismo de defensa".


"Si lo que se publica es cierto lo que tenemos en España es una estupenda democracia de mentira".


"Hoy no es el final de nada pero, con suerte, puede suponer el principio de algo".


"Es difícil ser la gota que colma. Sabes hacia dónde vas y puede que seas consciente de lo que provocas". 


"La ironía es la hermana con gracia de la crítica destructiva".


"Entre tú y yo no hay más que una conjunción copulativa".


"Puede que no sea suficiente frenar para evitar salirse en las curvas de la vida".



Queridos lectores, si es que los hay, con este "post" empiezo una serie de publicaciones nuevas.
No son relatos.
Ni microrrelatos.
No sé lo que son.
Quizá se parezcan o amaguen ser aforismos. Pero yo no soy tan vivido (ni tan mayor) como para ponerme esa palabra tan cerca de lo que escribo.
Bien.
La cosa es que los voy a ir publicando de diez en diez según me venga. Para el que tenga prisa por leer los siguientes, que no creo, tan sólo tiene que visitar a @Nopanaden (mi yo en 140 caracteres) para ponerse al día.
Nada más.
Nada menos.
Bueno en realidad sí, he decidido llamarlos "Nopanadaismos". Reconoceréis que original soy un rato largo...
Espero que os gusten, y si no lo hacen pues no duden en enviarme unos comentarios.
Un saludo, el que escribe.
Y tal.

miércoles, enero 22, 2014

El fármaco

- Ya está.
Sentado en la silla. Los brazos en ángulo de noventa grados, con las manos abiertas y ese artilugio brillante cerrado como una mandíbula de plástico sobre la punta de su dedo corazón. La mente muy limpia, algo entretenida con el regusto amargo de la pastilla que se acaba de deshacer en partículas sobre su lengua. Casi se cree capaz de contar uno a uno los gránulos sobre sus papilas gustativas. Es tal su concentración que parece sentir como se decanta el fármaco sobre su estómago.
- ¿Cuanto tenemos que esperar?
Alrededor le sonríen tres batas blancas, un pijama verde y un tipo de corbata. Sonríen por fuera, él se da cuenta porque no es la primera vez. Ha estado tantas veces en esa silla que ahora sólo echa de menos la voz ronca de la radio de casa. Esa voz que le tranquiliza cuando hay demasiadas horas dentro de un día.
- Empiezo a notar algo, sí.
El dedo corazón se flexiona ligeramente. No ha sido él,o al menos no ha sido de manera consciente. Mantiene la mente en blanco y la lengua ya no sabe dónde guardó los sabores, se pliega como un libro. Cierra los ojos y respira lento. Le explicaron en la entrevista de inclusión cómo evitar la influencia de la psique. Nada peor que permitir que la imaginación trabaje en busca de síntomas que lo hagan más difícil.
- No duele.
El pijama verde sitúa el dorso de su mano sobre la frente. Las batas blancas reclinan la silla hasta convertirla en una cama estrecha en la que apenas cabe su cuerpo.
- No duele nada.
Entiende que ya casi está cuando los brazos y las piernas le quedan muy lejos. Está desconectado, la sensación es algo incómoda. Ese dolor que duele hasta quedar a unos milímetros de un placer extraño.
- Ya...

El tipo de corbata se aleja uno centímetros. Permite que las tres batas blancas y el pijama verde ocupen el espacio. Observa cómo abren la pinza de plástico y la dejan a un lado. Por un momento se desorienta, después recuerda. A él también se lo dijeron, respira lento, mantén la mente en blanco.

miércoles, enero 08, 2014

Siete de enero

La madre observa a sus hijos. Los paquetes sin abrir. El roscón sobre la mesa con el chocolate todavía humeante. El niño, Alejandro, sostiene la raqueta de tenis. Es la raqueta que le compraron para su último cumpleaños, la que pesa muy poco y tiene un perfil curvo que rompe el aire con un chasquido. Ella, la casi adolescente María, se encarga de apretar los nudos con fuerza. Son más de seis años de scout y ni una sola tienda de campaña al suelo.
La madre, abrazada a su vieja bata rosa, observa la escena en el centro de su salón. No abre la boca y puede ver en sus hijos esa cara que se le pone a su marido cuando pierde su equipo.
En el centro un hombre vestido con una traje verde brillante, cinturón de cuerda trenzada con unas pequeñas guirnaldas colgando. Se puede adivinar una barba dorada falsa, anclada al resto de la cara gracias a unas orejas enrojecidas. La boca atrapada por un paño blanco y los ojos fuera de las órbitas. También sorprendidos, extrañados, intentando llamar la atención de los que le tienen preso.
Los niños, descalzos, giran alrededor del hombre en el suelo. Dan una patada al saco de terciopelo que, por los adornos, parece propiedad de su presa. La madre sonríe y avanza hacia la escena. Sabe que en momentos de crisis es útil mantener la calma. Alejandro bufa, excitado, como si por fin estuviera poniendo solución a un problema. María comprime los nudos, sabe que falta un poco más para que se queden sin sangre esos dedos enguantados en blanco.
El atrapado observa a la madre, los párpados muy separados, y los niños se detienen un instante.
- Mamá, - gruñe Alejandro  - cuando vuelva papá va a flipar con lo bien que nos hemos portado.
Y se escucha un chasquido antes de aplastar los regalos.


ATRAPAPALABRAS
"Un blog de microrelatos y poesía. Alberto García Salido es su autor. Especialista en relatos de cien caracteres, sólo cien. Y las fotos son muy buenas..."

DIARIO DE DÍAS RAROS
"Gracias a Alberto García Salido, "No pasa nada de nuevo...", Por mostrarme su magnífica obra..."

ASAMBLEA DE PALABRAS
"... es el blog que edita, desde algún lugar de España, Alberto García Salido. Sus textos tienden a la brevedad, ya sean poéticos o narrativos..."

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